lunes, 20 de diciembre de 2010

Nuevamente un vaso

Este texto va como una especie de auto respuesta a uno q escribí hace un poco mas de un año, por lo que tiene un sentido muy especial para mi, por que demuestra la belleza de vivir. el texto al que me refiero se llama "Vasos Vacíos"

Espero que, quien sea que lea lo que escribí, sienta que todo cambia, que nada es estático y que la vida esta llena de fluctuaciones y sorpresas.




Los arboles se mecen con el viento q arrecia desde la orilla del mar, estoy a bastante distancia pero el fresco viento me recuerda la presencia del portentoso océano a tan solo unos metros.

Estuve de pie, hace algo más de un año aquí, con los ojos entrecerrados, cegado por el sol y la resaca del excesivo alcohol. Furioso con el mundo, furioso conmigo mismo, con los trozos de mí resentido corazón que insistían en hacer restallar mi pecho con dolorosos latidos.

Es el mismo sol, el mismo océano que azota las rocas con inclemente fuerza e infinita paciencia, certero de saber su inevitable triunfo. Pero ahora incubo una sensación diferente, todo está en paz, el calor del sol me acaricia, no me abrasa como antiguamente solía hacer. La humedad del océano ya no agrieta mi piel, como si quisiera desintegrarme hasta convertirme en añicos, ahora solo me acaricia dulcemente, refrescante y tiernamente.

Me sentí vacuo durante una inmensidad de momentos, que parecían arrastrarse y estirarse hasta el horizonte, donde mi vista perdía toda posibilidad de ver un final. Hoy, al fin, puedo ver que he dejado su final bien atrás de mis pasos, cada vez más en el fondo de mi memoria, en lo más recóndito de mi interior, por fin libre, por fin aprendiendo a vivir con los trozos de mi alma que fui perdiendo tan violentamente y que dejaron invalido mi corazón a cualquier estimulo, cualquier caricia, cegándome del cariño que me rodeaba, haciéndome herir sin justificación, lastimar como fui yo lastimado, sin darme cuenta, permanecí indemne bajo la tormenta que azotaba mi alma destazada.

Hoy es un nuevo día, el vaso medio lleno se muestra frente a mí como un infinito universo de posibilidades, de grandes expectativas, de amor y de luminosidad. Ya no me duele, mis rodillas al fin se separaron del frío contacto de la tierra en donde tanto tiempo estuve derrotado. Hoy, erguido nuevamente, sonrió y espero con ansias todo lo que me depara el camino que elegí retomar, que recupere luego de tanto sufrir. Al fin el prisionero ha dejado su prisión atrás, la que siempre estuvo con las puertas abiertas de par en par.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Algo en tu manera.




Mis rodillas tocan el piso una y otra vez. Las embestidas son demasiado severas como para poder mantenerme erguido, vuelven a empujarme contra el suelo. Creo música, me emociono, mis dedos se deslizan entre los acordes, mi mente se desliza intentando crear nuevos movimientos, para recrear y hacer renacer el sonido q genera tu cuerpo agitándose. Sigue moviéndote, eso me mantiene consciente, me mantiene despierto e intentando abarcarte por completo.

Intento encontrar el camino hacia tus sueños, ¿Quién me mostrara el camino?, mi vida tomó un rumbo errado, el sonido de tus pasos sobre el camino resuenan en mi piel, el ritmo de tu corazón resuena en mi pecho. ¿Quién me llevara a casa?, mientras espero en silencio con mis ojos cerrados, todo se desliza y se desmorona alrededor.

Perdóname, mientras todo se quema entre las ardientes llamas que despiden los ojos del intruso. Intento que perdones mi hipocresía, mi falta de carácter. Mientras todo se desmorona en los triviales juegos de la gente, entre la falsedad de esta realidad.

Sigo cayendo abajo y abajo, es como estar drogado, tus ojos me marean, inspiro tu respiración profundamente, un millón de kilómetros que carcomen mis pulmones, dulce aroma que absorbo desde tu piel, lamo tu piel, como tu cuello lentamente beso a beso. Un millón de kilómetros que me hacen alucinar. Desde tu pecho hasta tu ombligo. Desde tus tobillos hasta tu frente, te recorro alimentándome de ti.

Estoy muriendo tras estos ojos cansados, espero que llegues a mi esta noche, pues estoy muriendo lentamente mientras mis ojos se desgastan mirando donde tu deberías estar. Fuiste arrebatada de mi lado, así que espero por un milagro, un inútil e incomprensible milagro, mis manos esperan este momento.

sábado, 5 de junio de 2010

Precipitarse a la luz.


Los peces danzando se burlan de mí, incapaz de nadar con su gracia y prestancia. Soy un pez fuera del agua, pájaro con un ala rota que cae fulminado desde las diáfanas alturas. Mientras te muevas lento no sentirás como el veneno que surge de mis colmillos llena tu carne y te vuelve lenta, presa de mi abrazo. Y es que cantarle a tu recuerdo sin tocar tu cuerpo ya no basta. Caigo desde lo alto, describiendo círculos cada vez más amplios, cayendo en la profundidad de un mar de perfumado éter. Mas y mas, hasta el fondo, la luz ya no me alcanza, hasta mis dedos desaparecen. El sol es solo un punto allá arriba, entre las aguas de color turquesa que lo hacen irradiar de una manera que solo podría hacerme sentir una dulzura entrañable. Es una pequeña joya siendo devorada por la oscuridad de la inmensidad. La caída cesa y al abrir mis ojos todo es luz frente a un inmenso orbe que me irradia con su calor.

Parado en lo más alto, sobre la punta de una aguja, en la montaña más nevada y alta de todas, tengo todo a mi alcance, solo debo quedarme aquí admirando la claridad del cielo y el verde de los arboles que se extienden en todas direcciones hasta el horizonte. El aire es denso, es como flotar en aguas que acarician mi piel con millones de pequeñas manos. De mi ombligo surge luz, una inmensa raíz dorada que se interna en mis entrañas, el calor del mundo entra en mi por el centro de mi cuerpo, nutriéndome, fortaleciéndome, protegiéndome de todo lo desconocido e inalcanzable. Pero una sola sensación me embarga completamente, es amor lo que entra en mí ser a cada instante, como si no hubiese nada más que eso en todo el orbe, como si las entrañas del mundo solo vivieran por mí y yo cobijado en su seno creciese en la más inmensa paz jamás concebida.

Pero la paz es interrumpida, miro hacia la tierra y veo como surgen grietas inmensas que se devoran el follaje de los arboles entre llamaradas que intentan consumirlo todo. El suelo ruge y caigo hacia la tierra, tengo miedo, por primera vez siento los golpes de mi corazón contra el pecho. La luz de mi vientre empieza a menguar y a desaparecer, todo el mundo se desploma a mi alrededor y de pronto, desde las grietas surge un inmenso puño que se abre y mueve los dedos contrayéndose enfermizamente, es extrañamente pulcra y limpia, me sujeta con fuerza y tira de mi, desgarrando los últimos vestigios de la antiquísima unión con mi mundo. Avanzo por las grietas en una desoladora oscuridad apresado entre los dedos de esa poderosa mano. De pronto una luz cegadora no me deja ver nada. El aire es extraño, muy liviano, cargado de hedores desagradable. Estoy ahogándome cuando la mano me azota fuertemente y me hace llorar sin poder contenerme.

De pronto una voz dice: “Aquí está el muchacho, bastante porfiado es, no quería salir por nada del mundo!”. Lloro.

jueves, 29 de abril de 2010

Proclama

Es la gota que cayó por el borde del vaso ya lleno a más no poder, suficientes conflagraciones para diez amistades, suficientes errores perdonados, suficiente paciencia malgastada en un individuo sobrevalorado. Nunca aprendiste a valorar mi compañía, cometiste la equivocación de tomarme por sentado, espero estés dispuesto a no arrepentirte de tus decisiones. Sé que en el fondo esto no te afecta ni cambia nada en lo mas mínimo, así que digamos que es una proclama para expresar la esencia de lo que pienso. Faltaste a mi amistad recurrentemente, te necesite con urgencia, respondiste dejándome una nota y apagando tu celular. Te perdone el haberme escondido cosas, valoraste mas a un estúpido recién conocido, que un amigo de una vida. Hablaste a mis espaldas en los momentos de mayor dificultad que atravesé, cuando pensé que tú estarías ahí como intente estar yo para ti, pero en cambio, solo propagaste podredumbre y rencor. Esperaste ganarte el cariño de todos, despreciando al único que te recordaba desde la infancia.
Es ahora cuando reflexiono, cavilo y analizo mi actuar. No fui ni el mejor ni el peor amigo, actué siempre bajo las circunstancias de nuestra extraña relación. Fluctuamos desde la fraternidad a una lejanía abismal. Lo único que puedo rescatar de todo es que fui fiel a tu cariño, jamás te deje en la solera cuando me necesitaste, siempre te di un espacio y compañía cuando sentiste requerirlo, cuando me lo pediste estuve ahí.
Sin más me despido, sigue tu camino como yo seguiré el mío, pues la vida es una rio que nos lleva a un océano que al fin de cuentas, terminara por distanciarnos. Me alegro de que decidiera ser yo quien finalizara esto. Saludos y suerte, hacia donde sea que te lleve tu sendero.

viernes, 23 de abril de 2010

Solo un viaje.




Compartiendo tus manos, acariciando tu cabello,es el momento, el olvido y el pasado, presente y futuro.
La nada en el camino, todo en tus ojos, nada en los míos.
Este fuego está fuera de control, voy a quemar esta ciudad hasta sus cimientos
Deseo una protesta, somos la multitud enardecida, sabemos lo que hacemos.

Y cantare los blues que yo quiera, soy libre para hacer lo que sea.
Lo que sea que yo quiera hacer, lo que sea que yo quiera ser.
En realidad, no quiero saber cómo florece tu jardín, tal vez solo quiero volar.
Mientras fluyes entre mis brazos, las flores crecen en coloridos retoños
Y yo sigo mirando el cielo, que se torna verde al anochecer, tal vez solo quiero volar.
Y todo está en llamas, mientras la marcha enardecida avanza hasta mi centro.
Revueltas, desorden al ritmo de una canción, risas de alegría, danzas desentonadas.
Y viviré por siempre, en el olvido, en la penumbra de la nada, en tu pasado y en tu futuro.

Mientras el mar moja mis pies, los acaricia con dulzura, sigo queriendo volar. Estoy envuelto en un deseo que me quema, y tu me miras desde la otra acera. Contemplamos la noche, nos movemos como si fuésemos un viento distinto a los demás. Nos movemos hacia la luz, sabiendo que no hay forma de ganar. Es un viaje de placer, mientras tu jardín florece y yo comienzo a elevarme, todos nuestros deseos y necesidades, cada anhelo, sigamos, es un viaje de placer.

miércoles, 7 de abril de 2010

Termina el hueveo.


Presionado el pecho, mientras sostengo con insistencia las llaves en mi mano, se hunden en mi piel, se marcan en mi carne, las siento en mis huesos. Camino acelerado, escucho por los audífonos la misma canción que me repito tres veces, cinco veces, once veces mientras camino raudo hacia mi hogar. No quiero llegar, desearía tenerte cerca, desearía poder alejarte de mi mente. Como quisiera que un desquiciado se cruzara en mi camino justo ahora, tal vez solo para compartir opiniones, tal vez para que se sienta tranquilo, no está solo, somos varios los que estamos al borde del precipicio y miramos el fondo con inusitado interés. ¿Tengo ganas de reír?, pero mis ojos se humedecen, tal vez es el humo del cigarro que sujeto entre mis labios el que los lastima y los hace llorar. Tal vez es solo el hecho de que me siento desdichado, esta maldita pesadumbre que no se quita, que quisiera extirpar. Tal vez alguna operación pudiese removerla, cual cáncer estancado entre mis costillas. Un bypass emocional, que volviera todo simple, básico, idóneo para seguir tanta rigidez autoimpuesta. No me he cruzado con nadie, tampoco esperaba hacerlo, es tarde, debería estar recostado en mi cama intentando conciliar un sueño que nuevamente no llega. Maldita inquietud, ¿quiero largar a llorar, o quiero gritar de impotencia? Al final, solo llego a casa, saco uno de mis viejos cuadernos y escribo como un condenado, rodeado de colillas de cigarrillos fumadas hasta el filtro, tazas con conchos de café mal revueltos, un montón de azúcar en el fondo, hasta dormirme entre las palabras que me cobijan como solo ellas pueden hacerlo, pero hasta dormido siento la presión sobre mi vientre. Que mierda, es lo mismo de siempre, mañana se repite de nuevo, que todo se vaya al carajo y volvemos a empezar.

sábado, 27 de marzo de 2010

Un cristal





¿Era tu voz la que resonaba desde mi garganta? Tal vez, nunca lo supe y dudo que logre entenderlo. Cuantas veces espere que sucediera, mientras miraba la profundidad de tu ser que escondían esos dos ojos azules incandescentes, a la vez dolorosos y placenteros. Tus manos no son las suyas, ni tampoco las mías, son desconocidas que tal vez haya visto en algún lugar que no logro recordar. En el suelo crece una fisura, sonrío al pensar que caerás en ella irremediablemente, pero la refutable realidad es q ya estoy en el fondo, caí hace tanto que no recuerdo nada mas que la sonrisa de calma que tenia cuando el abismo carcomió mis pies. Tu no lo dijiste, fueron esos detestables e irresistibles ojos, lo recordabas todo, no niegues que la herida aun supuraba la infección que yo mismo plante en ti. Anocheció, y con la muerte del ígneo astro, también murió algo entre nosotros. Besos estériles, manos crispadas, nuestros sexos repudiándose el uno al otro, todo nuestro ser lo aceptaba, ¿porque seguíamos negándolo?.

Entre copa y copa cavilo lo ocurrido, la sombra de ella se volvía la tuya a cada instante, perforando mi costado traicioneramente. Era un peso inmenso, demoliendo mi espíritu, probablemente el tuyo al unisono que el mio. ¿te diste cuenta, cierto?. El humo del cigarrillo se elevaba en espiral, libre de limitantes, como deseo ser el humo, como deseo no ser nada. Mientras te penetraba tu cuerpo se movía al vaivén de mi empuje, tu aliento se entrecortaba y durante solo un instante se cruzaron tus ojos con los mios, desvié la mirada al instante, como si hubiese visto algo prohibido, algo profano, como si un puñal hendiera mi carne hasta mi núcleo. Cerré los párpados evadiéndolos, engañándome para no ver lo evidente. Pero ahí en la oscuridad, estaban esos pozos que siguen atormentándome, los ojos de ella, los ojos que me siguen en lo mas recóndito de mi ser. Temí, temblé, pensé en mi madre, quise cobijo, me sentí desnudo, herido, violado. Grite, me exalte, acelere mi fuerza, mi empuje, me vine en ti con una mezcla de dolor, temor y placer, una sensación masoquista, llena de intranquilidad. Eran tus ojos, eran los de ella, era tu sombra superpuesta con la suya, era el vacío que me cubría. Era la verdad que me perseguía, que me apuntaba con un dedo acusador. Era yo mismo reflejado en el espejo, eras tu.

viernes, 26 de marzo de 2010

Un poco de Poesia.


Bueno, actualizando esto que lo tengo mas que abandonado, quiero invitarles a leer, primero, un poema que me parece muy bello, y luego uno de mi propia creación. Saludos para todos los que pasen por aquí.


Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,
de los hombres que viven entre el ganado,
o de los que paladean el bosque o el océano,
de los constructores de barcos y de los timoneles,
de los hacheros y de los jinetes,
podría comer y dormir con ellos semana tras semana.

Lo más común, vulgar, próximo y simple,
eso soy Yo,
Yo, buscando mi oportunidad, brindándome
para recibir amplia recompensa,
engalanándome para entregar mi ser
al primero que haya de tomarlo,
sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo,
esparciéndolo libremente para siempre.
Walt Whitman


Son las luces, reflejadas en el fondo del horizonte
Es una canción dulce y melódica que resuena en mis oídos
Mientras camino por la ciudad sin un rumbo aparente
Todo silencio, Solo rompe la quietud el compás de mis latidos.

Es el aroma del mar que me alcanza, que me humedece
Como si excitado llenara cada parte de mi ser, incitándome
Una súbita calma, que se apodera de mí con un inmenso goce
Soy libre, al fin puedo volar y desaparecer con impresionante libertad.

Es inevitable resistirme, una sonrisa surca mis labios con prontitud
Eres tú, Es luz, es música, es el mar que me acogen en su seno
Y de pronto, detengo mi marcha, rio profundo y con desquiciante plenitud
Estiro mis manos, intentando abarcar lo que no veo, lo que deseo, lo que amo.

Por un breve instante, todo alrededor se ilumina, todo resplandece
Y estoy desnudo, desprovisto de todos mis errores, de mis faltas
Una calma estremecedora agita mi pecho mientras amanece
Todo tiene su razón, todo es paz, todo es uno, todo es amor.
Francisco Parada